viernes, 30 de julio de 2010

El niño de la calle Paraíso


El niño de la calle Paraíso, era el único niño de esa calle. Tenía 10 años e iba a la escuela del barrio. Tenía la cantidad correcta de amigos, no hablaba mucho pero, decía lo que tenía que decir. No le gustaban las matemáticas y jugaba todas las tardes con su perro. Un enorme gigante de los Pirineos. Vivía con su abuela y tenía una foto de sus padres y todas las noches le pedía a su abuela, la historia de como murieron sus papás. Ella se rehusaba y sólo decía que fue sólo un accidente automovilístico. Nunca quedaba satisfecho ante aquella respuesta. Pensaba que seguro fue en una aventura en Africa o unos tiburones en Australia o se encontraban en una misión secreta del estado. Quizá unas pistolas o una misión intergaláctica. Sus padres no pudieron haber muerto en un simple accidente, de esos que salen en las noticias. De esos que se olvidan a los cinco minutos. Un día todo se aclaro, vio la foto de sus padres, se asomo al jardín. Corría la sangre coloreando el pasto en rojo carmesí. La mirada de su perro vacía. Ya no estaba con él. Sólo quedaba la envoltura de un cuerpo, lo demás había sido convertido en una especie de gelatina. No salió ni una lágrima Agarro las tijeras de estuche escolar y se las clavo en el estomago. Sólo lo suficiente, sólo el grosor de la piel. Se fue cortando, mientras sus entrañas salían sin control. No era lo que imaginaba, ni emocionante, ni sorprendente. Sólo piel y sangre. Una lágrima cae en la foto. La abuela hubiera deseado contarle aquella historia. Pero, era el destino. Sí, era cuestión de tiempo. Sólo cuestión de tiempo.



Esta historia es la razón de la anterior, aunque debo de dejar que mis personajes 
vivan más. La escribí para un taller de narración hace tiempo.

miércoles, 28 de julio de 2010

Capítulo V. El caso del pequeño Tomás.

Capítulo V. El caso del pequeño Tomás. 
El pequeño Tomás todas las noches miraba las estrellas, las miraba atentamente y estaba seguro que cada una le daba la posibilidad de ser alguien diferente. Estaba consciente que si las tocaba todas a la vez se quemaría y en pocos segundos se desvanecería. Eran cuestiones de lógica, sentido común pues, pensaba el pequeño Tomás.
Cada estrella tiene un tamaño diferente, un brillo único, un color incandescente y un aroma sin igual. Por lo que una estrella lo podría convertir en una gran samurai mientras otra en un caza recompensas. Toso era posible y todavía no descifraba las características de cada una, cuando lo hiciera diseñaría un artefacto atrapa estrellas. Por lo mismo cada noche dibujaba el manto estelar y configuraba mecanismos de defensa. Él era quien iba elegir su destino, no la estrella. Así tenía que ser y si se aburría tendría que saber que otra estrella atrapar. 
Se imaginaba a veces siendo filosofo,  su tía siempre le contaba sobre Jean Paul Sartre y Proust o quizá un rockstar como Cobain o Morrison, definitivamente no quería llegar a la edad de su bisabuelo. Eso si nunca se imaginaba de contador como su padre o de arquitecto como su primo o de político como su abuelo. No nada de eso, porque eso no salía en las caricaturas, los comics o los videojuegos, ni siquiera los libros de aventuras fantásticas que su madre solía leerla en las noches cuando era todavía más pequeño. 
Por lo que el pequeño Tomás estaba convencido de que iba a tener una historia sin igual, como nunca nadie en la historia de humanidad la haya vivido. Era un poco ingenuo nuestro pequeño Tomás, pero lo único que no había contemplado quizá hiciera que su futuro se hiciera realidad.
El pequeño Tomás no había contemplado a una estrella un poco más pequeña de lo usual con un brillo acaramelado con un detonante olor a avellana. Esa estrella que Tomás no se había tomado la molestia de observar mucho menos de dibujarla en su gran manto estelar, podría cambiar su vida de una manera aterradora y magnífica a la vez. Sin embargo, esa posibilidad no entraba en la lógica y dinamismo de la ciencia del pequeño Tomás. El mundo era simple en aquel entonces, muy simple de entender.
Como era de suponerse todos planes no se hicieron realidad, todas esas ideas sobre estrellas míticas, se quedaron eso en mitos de la infancia, abandonados en el cajón de todas esas cosas que no queremos tirar pero tampoco queremos sacar a relucir. Tomás dejó de pensar en universos alternos y mantos estelares, dejo de ser pequeño para convertirse en el típico joven citadino. Que no sabe que estudiar y que esta harto de las replicas de sus padres, los constantes gritos que entre tanto embrollo cerebral ya ni se acuerda que tanto le reclaman. Aun sabiendo que debería de hacer algo de su vida, prefería sus habituales actividades hacer ruido, dormir y tener sexo.
En su cuarto se llegaba a vislumbrar lo poco de esos sueños fallido, una colección decente de sables en la pared, en la esquina un bajo y una guitarra compradas a medio uso, con un poco de valor sentimental nunca mencionado. Usadas para los toquines de los jueves y si se daba la ocasión para fines de semanas extraordinarios. Extraordinarios por no decir ocasionales, los 15 minutos donde sin recordarlo, medio que había logrado atrapar aquella estrella azul con olor clandestino. 
En el escritorio se encontraba la mora olvidada de hace 15 días. Según lo había dejado, no precisamente por salud, ni mucho menos por los regaños constantes de su madre. No, simplemente ya no lo hacían sentir esa sensación orgasmica en sus encuentros con chicas casuales. 
Y hablando de chicas, Tomas las tenías amontonadas en un rincón con miles de poemas sin nombre. Le daba igual, chicas bobas, chicas de rato. Ni una se podía comparar con la que se fue, ni una como aquella que le hizo sentir como un idiota y por lo mismo nunca lo admitiría. No a cualquiera, nunca a cualquiera. Admitir toda esa ingenuidad, admitir que todavía sentía el hueco del pedazo carnal que nunca supo si realmente ella se lo había robado o en un trance de locura él se lo había arrancado y se lo había regalado. Esas cosas, que se sienten peor que después de salir un trance de hongos. Siempre tendría esa duda, más cuando ella sin avisar se fue. 
Nadie abandonaba a Tomás.
Pero ella lo hizo, nunca supo si fue por otro. Ella se fue por otra estrella más brillante, que le ofrecía alcanzar sus sueños carmesi, de manera más satisfactoria. Para ella Tomás era alguien efímero, un accidente, un poema más abandonado en el departamento de un país lejano. Ella se fue a otro universo, dejando un estela de esperanza que sólo Tomás veía, claro esta. 
Tomás dejaría esta historia para su diario enterrado en el cajón más profundo de su mente, y si alguien le preguntaba. Negaría todo. Aun así, él sabía en parte que le faltaba valor para recuperar lo que alguna vez fue suyo y en otra que ella nunca lo aceptaría. Ocasionalmente confesaría lo estúpido que fue en cierto tiempo de su vida, sin decir exactamente que lo hizo estúpido.
Tomás se dio a la idea de que no estaba para tales cursilerías de niño de secundaria. Para estos momentos sólo buscaba una cara linda y un cuerpo decente, mucho mejor si ella no ponía complicaciones. Si eran dos a la vez mucho mejor. Eso si que  nunca pasará más allá de una noche. Esa era la regla más importante, él no quería que nadie más llenará ese hueco y mucho menos perder otro más.
De ahí en fuera sabía que su vida rockstar había fracasado. Pero, tenía otro plan. Un plan fuera de la burocracia familiar.
Aquí ya no sabremos cual era el plan de Tomás, porque pues...bueno, no debió de ser muy importante después de lo ocurrido la noche anterior del día de su cumpleaños. Esa noche, Tomás andaba un poco un tanto alcoholizado , nada fuera de lo común. Quizá la extraño fue la falta de compañía, de chica que le hiciera algún tipo de trabajo. Un poco consternad volvió a mirar por la ventana, como cuando era conocido como el pequeño Tomás. Y como no acordarse, cuando una luz muy brillante se acercó a él. Su cuerpo se inmovilizo. Tomás había muerto por unos instantes y una parte muy oscura de él lo había hecho. Tomás se daría cuenta de esto muchos años después.
En unos segundos que se sintieron como años, Tomás recuperó todos sus sentidos. Una chica delgada, muy finita, con uniforme inglés y lentes enormes que cubrían sus tiernos ojos lo miraba fijamente con aparatejo, que le recordaba a una película de ciencia ficción combinada con JulioVerne.
-Hola soy Paula. Me podrías informar en dónde estoy, no me gustaría estar extraviada.- Tomás no entendía lo que estaba pasando.
-¿Hola? Hablas español, ¿cierto?. Tomas asintió con la cabeza. Paula se acerco y le limpio la mejilla.
-No te voy a comer, no es mi estilo.-dijo riendo.
-¿Cómo llegaste aquí?¿Conoces a mis padres?
-Ja que tierno no, simplemente corte el universo, ¿ves?- dijo señalando el aparato bizarro.
-Aja.-Tomas buscaba algo, que lo hiciera pensar que estaba en ácidos. Pero, no había nada para comprobarselo. Intento acercarse más a Paula, pero ella se alejo.
-Es extraño, cuando estaba pequeña escuchaba la voz de un niño llamado Tomás. Pero, no se porque me lo imaginaba muy diferente a ti, sin ofender. Bueno en mi mundo no se usan esos trapos de ropa, insisto sin ofender. Ni tampoco huelen como tu, quizá sólo el whisky. Pero es lo único que distingo.- Tomás no decía nada.- Ya se que piensas que no existo. Pero, pasa eso sólo hay una manera de probarlo.
Paula sacó de su mochila, cosa que Tomás no se había percatado de ello, una carta y una foto y se las dio.
“Y si eres real, ¿qué voy hacer contigo?”- pensaba Tomás.
No te preocupes puedo volver a casa.
Momento... yo no hable, como es que tú???
Vamos no se supone que eras el chico que quería ser aventurero, samurai o caza recompensas.
“¿Cómo demonios ella sabía eso? Aunque ahora ya empiezo a dudar que tan seguro es pensar delante de ella”.
Yo tampoco soy una niña no tienes nada que perder.
Paula le dio la mano, para que se levantará. Así fue como Tomás conoció a Paula. Paula ya efectivamente tenía más de 20, había dejado de tener pesadillas y su cuarto ya no amanecía con ni una sola gota de sangre rastreable. Paula al igual que Tomás, se había dedicado a olvidarse de cursilerías y sólo quería vivir todo lo el mundo le ofrecía. A diferencia de Tomás, Paula no aprendió la lección hasta que se quedo casi sin nada y había perdido mucho más que sólo un pedazo de carne. Fue ahí cuando se escapó de casa, estaba harta de la vida política de su padre y conoció a un oráculo que le recordó aquel chico Tomás. Después de muchos intentos logró cortar el universos y después de muchos mundos encontró a Tomás. No tenía la remota idea de como volver, pero sólo lo consideraba como un pequeño percance.
Tomás le agradó, tenía un aire a problemas que se resolvería rápido con el empujón adecuado. Podían empezar esa vida que Tomás había olvidado. Unos papeles de admisión a la facultad podían ser desechables fácilmente. Tomás para estos momentos ya estaba dormido y Paula no diría más acerca de lo que realmente tendría que hacer con él.
Paula vio un papel en el suelo... Que más daba... Mejor para otra ocasión. Sí, mejor para otra ocasión.

martes, 27 de julio de 2010

Juguetes


Nota: hace mucho escribi esto pero me gusta mucho. 

Calamares gigantes que juegan con mi mente.
La existencia vacía de todos los presentes.
Mientras una bola de cristal se rompe con el sonido de las olas.
El verbo como delito.
La ausencia como compañía.
Monstruos marinos que construyen mi realidad.
Creatividad profana de gitanos.
Dejando el pensamiento en el desperdicio de la goma.
Conmociones confundidas con emociones.
Estrellas marinas defectuosas por naturaleza.
Nada vuelve a crecer.
Parches de nitroglicerina de supervivencia.
Aire puro que explota mis neuronas.
Sueños que se vuelven heridas.
Todo es un ser inalcanzable.
Cada tecla dramatiza el instante.
Mi cabeza gira lentamente para no romperse.
Cristales estrellados que sirven de obstáculo.
Leones marinos devoradores de fantasía.
Disecciones mal hechas que sirven de ayudan.
Voces que no dicen nada.
Silencios que atormentan.
Realidades que nos golpean.
Existencias que permiten crecer.
Relojes que no distinguen el tiempo.
Caracoles confundidos con obras de arte.
Personajes que nos dan valor.
Hacia lo que nunca pensamos hacer.
Maestros que te confunden con otras razas.
Analizando el instante de la derrota.
Métodos para engañar al enemigo.
Siendo uno mismo el enemigo.
Ballenas que indican lo lejos que estoy de la grandeza.
Cucarachas alabadoras de ideas.
Sentimientos enterrados en el funeral de la esquina.
Calaveras que nos sirven de consuelo.
Letras que nos sumergen en un sueño.
Fantasías por destruir.
Personajes por nacer.
Mares infinitos de la nada.
Un paso más hacía el éxito.
Piedras enterradas en los bronquiales.
Eventos desafortunados que llenan nuestros labios.
Indicaciones que nos confían.
Dudas que matan.
Secretos que nos salvan.
Lágrimas suicidas.
Tiempo que se detiene.
Efectos secundarios que provocan malestares gástricos.
Lecturas ensalzadas.
Objetos que pretenden ser yo.
Consigues convencerte que crees conocerme.
Como si fuera una rana diseccionada.
Historias interminables en formas circulares.
Universos paralelos donde portales ya he cruzado.
Encontrando compañía en la brisa del mar.
Me he quedado sin sangre.
Me puse a pintar un mundo de colores.
Ayer como el intento fallido.
Hoy proyecciones estelares.
Mañana…
Ya estaré con los muertos para ese entonces.
Bailando como siempre quise.
Cantando la misma canción de siempre.
Un paso más.
Bienvenida a tu vida.

El regreso de Sally.

Parte uno. Inicio.




Los personajes viajan a ninguna parte y de la nada vuelven a nuestras vidas. Hay personajes que nunca olvidare a pesar de que pasen los años viajando en la materia gris. Esta es la historia de una chica llamada Sally y el detective Kash. Kash ya había ayudado a Sally en alguna otra ocasión. Sí, sin embargo Sally se tuvo que despedir como siempre lo hacía, moviendo su larga cabellera y poniendo su sonrisa coqueta. Sus labios rojos carmesí resplandecientes aun con poca luz y su cintura diminuta hacían de ella alguien entrañable. Sally todavía no sabía si Kash se acordaría de sus hermosos y grandes ojos chocolate. Sally ahora si pagaría por resultados efectivos. En otra ocasión, ella se las arreglaría sola. Hoy su cuerpo se quema con la despiadada y bella soledad. Sally espera abajo de la lluvia, en un teléfono público a que el detective conteste la llamada. No ha dejado de llover...

Varias cosas que usted debería saber acerca de Kash:

1.  Kash no es un detective profesional.
2.  Kash es sólo una identidad secreta de tantas.
3.  A Kash le gustan los juegos de video.
4.  Acaba de regresar de un largo viaje.
5.  Tiene que asumir nuevas responsabilidades.
6.  Acepta ser detective por falta de algo mejor.
7.  Se acerca a las chicas siendo gracioso. Lo cual casi nunca funciona.
8.  Las chicas no lo admiten pero lo encuentran tierno.
9.  Él no lo admite pero efectivamente suele ser muy tierno.
10.   Ante todo es leal y nunca pondrá en peligro a sus seres queridos.
11.  Cubrirá cualquier identidad de sus mejores amigos.
12. Todos sus amigos tienen otra identidad.
13. Todos tienen una identidad que no les gusta.
14. Kash acaba de morir.

Kash un poco aturdido en su escritorio, esconde rápidamente la cajetilla de cigarros y el trago de whisky. Al escuchar como tocan estrepitosamente la puerta a punto de caer.
---Mmhmm... Si pase....
Ahí se encuentra Sally.
Volviendo hacer una de sus entradas espectaculares. Kash observa fijamente a esta mujer con larga cabellera, como se mueve su cabello lentamente por los aires. Dejando ver el vestido rojo que le marca su silueta perfecta, con unas botas altas y un escote que deja poco que esconder pero lo suficiente para que el cerebro no deje de funcionar. Kash se encuentra con una mirada que lo deja atónito. Los labios no han cambiado y la mirada sólo se ha perfeccionado.
---Mmmhmm.--- sin querer ser muy obvio.- Sally no has cambiado nada.
-Que bueno que lo encuentro detective, pensé que no regresaría.- ya no somos unos niños pensaba Sally.
-Si bueno, fue un viaje sin pena ni gloria. Nada del otro mundo.
-Menos mal detective, en estos momentos... no se que como decirlo. Es una situación algo complicada.
-¿Qué pasa? Yo ya te hacía en la boda, no estos lares a más de media noche.
-Si ah.. boda... que gracioso es usted.- Ella en algún punto lo había imaginado, dejando la vestimenta, el maquillaje, todo... 
-Pues después de tanto tiempo...
-Todo acabo.
-¿Es en serio? Pero parecía que todo iba bien. Al menos eso se creía. Veras la vida burguesa no es mucho de mi interés. Pero querida Sally a ti te estimo.
-Ya lo extrañaba detective, a todos de hecho. Pero en estos momentos realmente necesito más allá de un consejo.-
Kash se le quedo viendo fijamente, ya no era esa mirada de hace años. No, Sally no venía por él. Con un pequeño gesto le indicó que continuará.
Sally sacó unas fotografías de su bolso. La primera el chico que todo mundo asumía que iba ser su esposo. La segunda... Que sorpresa para Kash. ¿Qué tramaría la pequeña y sensual Sally con ese rockstar?
-Y bien.- dijo Kash intrigado.
-Los identificas, ¿cierto?- Kash asintió con la cabeza.
-El primero oficialmente me abandono, lo público en todos los diarios de la ciudad. Desde ese momento no hemos hablado.
-Disculpe, dijiste ¿oficialmente?
-  Pues a decir verdad... ya estábamos muy distantes. Me tomo tiempo entenderlo.
-  Ya veo y que quieres qué haga?
-  No hablar más del tema y si lo ve decirle que todo esta bien. Quiero saber que esta bien, eso es todo.
-  Y esta fotografía.
-  Él... bueno... es un asunto delicado.
-  ¿A qué te refieres con delicado?- Kash lo conocía bien, bastante bien. Kash alguna vez le dijo a Sally que los dos tenían un gusto muy parecido en cuestión de mujeres. Sin embargo, ¿Sally? Aun con su look de femme fatal, Sally... Claro ahora lo entendía todo.
-  Pues quiero sacarle el corazón, lentamente...-dijo Sally tan rápido que no dejo tiempo a Kash contestará.- Perdón... no, sólo quiero saber si él esta interesado en verme.
-  ¿Qué la hace pensar en esa situación?-Kash quería digerir las palabras --sacar--            --corazón-- --lentamente--.
-  Un cruce de miradas.
-Aha...
-Unos textos... si unos textos.- Sally estaba ocultando demasiado. No sabía si la situación era segura.- Y una cena.- finalmente se le escapo de sus labios resplandecientes.
Kash le pidió que se acercara lentamente, sin querer mirar pudo contemplar parte de sus bellos senos. Sally era la típica femme fatal con un aire de inocencia. Ese aire contuvo a Kash, pero no iba contener a su amigo rockstar. Sally acerco su oído a la cara de Kash.
-¿Estas segura?.- le susurró.-  lo conozco muy bien.
Sally se alejo y sonrió.
-Era todo lo quería saber detective.- le tiró un sobre en la mesa. Dio media vuelta mientras su cabello se movía por los aires. Antes de cerrar la puerta volvió a mirar a Kash.- Espero noticias de usted, besos.- puso su mano en los labios y le aventó un beso al aire, cerrando lentamente la puerta.
Kash estaba un poco pasmado, revisaba todos sus papeles. Tan largo fue el viaje, se preguntaba una y otra vez. Estaba confundido, claro que ya había hablado de esto antes, pero se referiría a ella. Abrió lentamente el sobre, había una carta y varias fotografías. También un cheque. Lo último no era importante. Tomó el teléfono, no sabía si marcar.
Después de varias veces de sonar ocupado. Prendió el televisor. Claro, se lo debía suponer ahí estaba él tocando: “The end”.

Seguía lloviendo...

domingo, 25 de julio de 2010

Nuevo ciclo

Después de tanto tiempo, me he visto en la situación de actualizarme. Mi otro blog, seguirá ahí hasta que windows decida desaparecerlo. Por lo mismo, he decidido rescatar las mejores entradas y postearlas aquí en alguna parte, por todo aquel que sea curioso o quiera recordar momentos invisibles.

De ahí en fuera, le doy la bienvenida a este nuevo espacio, donde nuevas personajes surgirán y viejos regresaran de sus viajes astrales.

Intentare ser lo más activa posible, que mis pensamientos fluyan y no llenarlos de platicas banales o pensamientos ajenos. A diferencia del blog pasado, espero llenarlo de historias melancólicas sabor a helado, cuentos explosivos de colores inexistentes , poemas dulces que se quedan en la punta de la lengua. Todo eso que se encuentra en el corazón ingenuo de esta hada olor a cereza, que sólo quiere compartir letras sabor a vida citadina y olor a bosque tenebroso.


---- Sólo di lo suficiente para compartir ideas y vivencias, te doy un regalo con la esperanza de poder ver tu rostro en las palabras de tu propio espacio.-------------------------