miércoles, 31 de agosto de 2011

Intento de una despida




Un instante y todo se va
Atrapa lo intangible
Miles de cristales reflejados
Olores que se quedan atrapados en los poros de la piel
Esas moléculas que llenan tu interior
Me lleno de ti lentamente
Me asusta la idea de olvidarte
Tus buenos deseos
Las historias de tu voz al atardecer
El beso en la frente
Olvidar los sábados lentos
Las ranuras
El dorado de los barandales
Las figuras que cobraban vida por la noche
Las madrugadas de chimenea
El 0-1 de un equipo sin importancia
Tu piel playa
Tengo tanto miedo
Miedo a olvidarte
Hoy juegos de solitario
Por los buenos tiempos
Miedo a olvidar tus quejas
Tus gustos cambiantes
Tus pijamas multicolor
Miles de heridas en mis pies
Me recuerdan que mi ser tiene un poco de ti
Esos dolores que te llenan el alma

¿Cómo me despido de ti?
Dime, ¿cómo te digo adiós?
No se como hacerlo
Quizá nunca lo haga
¿Cómo olvidar tus ojos brillantes
y tu sonrisa al leer la última carta que te di?
y si llego olvidarlo todo...
Olvidar el día en que confiaste en mi
El día que viste algo en mi
Miedo
Miedo a olvidar tus últimas palabras
Tenías tanta fe en mi
Miedo a fallarte
En medio de la nada
Atrape tu esencia en el agua
Quise estar ahí
Justo en ese momento
Estuve ahí
El lazo invisible que nos ata lentamente
Si
El cuerpo perece
Pero
Las partículas penetran en mi ser
Y eso no se olvida
Aunque el miedo invada
Aunque la vida me engañe
Aun olvidando mi ser
Estarás ahí
Creyendo en mi

a  mi abuelo HVR

martes, 16 de agosto de 2011

Ciudad estelar


Los sueños se agotan en la ciudad cristalinamente opaca.
Hace mucho que las estrellas decidieron embarcar a un mejor lugar. 
De esos donde los deseos se cumplen.
Ciudades con encanto y olor a antiguo.
En una vida pasada solía vivir en una ciudad de esas.
Donde las calles se llenaban de mercaderes. 
Donde lo multicolor reinaba al horizonte.
Donde las estrellas brillaban tanto que te recordaban lo sutil de un segundo, la explosión de una flor, la sonrisa de un niño.
Los niños dejaron de sonreír.
Mi ciudad que tanto quiero se ha vuelto gris.
Al igual que los sueños.
Quiero encontrar la felicidad.
Miles de lágrimas mueren en mi rostro.
Leo historias tristes para recordar que no estoy sola.
Para recordarme que los sueños aun grises tienen el potencial de brillar.
Hoy estrellas que siguen creyendo en las ciudades perdidas.
Donde los niños duermen desnudos bajo un techo sin paredes.
Mirando estrellas a punto de morir.
Con sus ojos enormes la felicidad ha muerto.
Sonrío. 
Intento fallido.
Apagan la luz.
Una toalla carcomida cafe en el suelo.
Ojos bien abiertos.
La esperanza de sobrevivir.
La felicidad todavía no muere.
Sólo esta escondida en el lugar más remoto de nuestras pobres almas en desgracia.
O era gracia.
Recuerdos de historias de antaño.
Donde pensaba que leer era más seguro que dormir.
Donde dormir era más seguro que vivir.
Hasta que la pistola a punta a tus miedos.
Una luz artificial prendida.
A falta de estrellas fugaces.
No llores.
Tus lágrimas te necesitan para el fin del mundo del tus seres queridos.
Esos que te hacen sentir menos sola.
De esos que sufren sin darse cuenta.
Hoy...
Recuerdas la historia de los ratones parlantes.
Momento no lo leíste.
Lo viviste mientras se comían tus entrañas.
Confundir historias con vida.
Ese siempre ha sido tu problema.

lunes, 1 de agosto de 2011

Parte 1. Estela sin llegar a ser estrella


La pequeña Estela se preguntaba una y otra vez si existía algo mas allá de lo obvio, de lo cotidiano. 
También se preguntaba si los sueños realmente existen, si los puedes oler como las violetas o comer como un tierno durazno rosado. 
Si algún día la claridad se iba estrellar con su ser. 
Si la realidad algún día iba dejar de sangrar. 
Si los ojos aun rotos pueden brillar. 
Si el amor toca la puerta sin una navaja invisible. 
Si las estrellas brillan más con una sonrisa. 
Bailando al ritmo de la nada, Estela intentaba que las preguntas no se la comerían lentamente desde las entrañas.
Lejos de ahí un joven se hacia preguntas muy parecidas de esas que matan lentamente. Sin embargo, antes de que estas dos almas se encuentren la vida es cruel y los pondrá justo en ese instante donde la soledad te abraza y el miedo se convierte en la mejor armadura contra la felicidad, que para estos momentos es un mito a punto de ser olvidado en el librero de la abuela.
La pequeña Estela jamas imagino que pudiera tener tanto miedo, claro tampoco contempló lo fuerte que seria ni lo mucho que estaba dispuesta a luchar por sueños imposibles. Perdiendo casi todo, aun respira y eso le basta para acercarse a tu ser y saber que los ojos aun rotos pueden brillar.