lunes, 1 de agosto de 2011

Parte 1. Estela sin llegar a ser estrella


La pequeña Estela se preguntaba una y otra vez si existía algo mas allá de lo obvio, de lo cotidiano. 
También se preguntaba si los sueños realmente existen, si los puedes oler como las violetas o comer como un tierno durazno rosado. 
Si algún día la claridad se iba estrellar con su ser. 
Si la realidad algún día iba dejar de sangrar. 
Si los ojos aun rotos pueden brillar. 
Si el amor toca la puerta sin una navaja invisible. 
Si las estrellas brillan más con una sonrisa. 
Bailando al ritmo de la nada, Estela intentaba que las preguntas no se la comerían lentamente desde las entrañas.
Lejos de ahí un joven se hacia preguntas muy parecidas de esas que matan lentamente. Sin embargo, antes de que estas dos almas se encuentren la vida es cruel y los pondrá justo en ese instante donde la soledad te abraza y el miedo se convierte en la mejor armadura contra la felicidad, que para estos momentos es un mito a punto de ser olvidado en el librero de la abuela.
La pequeña Estela jamas imagino que pudiera tener tanto miedo, claro tampoco contempló lo fuerte que seria ni lo mucho que estaba dispuesta a luchar por sueños imposibles. Perdiendo casi todo, aun respira y eso le basta para acercarse a tu ser y saber que los ojos aun rotos pueden brillar.

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