Melodías del pasado que encanjan en el presente

Disquisiciones a medianoche
-Ey, ey, ¿a dónde vas?

-¿Cómo que a donde?

-Pues no se cuales sean tus pensamientos pero tú te quedas aquí.

-Pero, pero…

-Pero, nada. ¿Qué no recuerdas que fue lo que pasó la ultima vez que decidiste auto regalarte?

Un silencio largo y profundo.

-Claro que no lo recuerdas o no lo quieres recordar. Dime, ¿cuánto tarde en reconstruirte? Y aun así… todavía faltan pedazos. Te das cuenta que duele,  me duele.

-No fue mi intención.

-Nunca lo es y soy yo la que tiene ir detrás de ti y ver como te destruyen hasta hacerte polvo. Eso si siempre faltan pedazos.

-No es mi culpa, es la de ellos. Con todo y todo, se tienen que quedar con algo mío.

-Pues eso no nos sirve a las dos. Un pedazo… y luego yo… ¿qué se supone que tengo que hacer con tantas salidas liquidas? Por ello te quedaras encerrada, nada de andar saliendo, además yo que sepa no han aceptado tu bienvenida o si…

-Mmmm…. Eso no es mi culpa. ¿Cómo saberlo si tú no preguntas?

-Más bien, ¿cómo saberlo si yo no la escucho? Tengo que escucharla, de una u otra forma.

-Yo puedo sentirlo.

-Pues con esos sentimientos no ganamos nada. Hay que racionalizarlo. Además, no entiendo que le ves a ese. Si ya se que no tienes ojos, pues deberías. Tal vez así, no habría intentos de escape por la noche.

-No se trata de ver sino de sentir.

-Pero, bien podrías optar por sentir otras posibilidades. Insisto hay uno que otro de por ahí que no se ven nada mal.

Ruidos extraños sin ninguna respuesta.

-Además siempre que te precipitas todo sale mal.

-No es cierto….

-¿No?  Dime una sola vez donde tu muerte no haya estado de por medio.

-Pues tú tampoco eres muy buena que digamos, ahora que lo recuerdo.

-Al final, lo llegaste a sentir, ¿no?

-Sí… y ¿qué paso?

-Bueno mínimo pude recuperar todos los pedazos y no fue todo. Sólo te rompiste una parte.

-Eso no quiere decir que haya salido bien la cosa.

-Pero… paso algo. Sí así es, mínimo hubo algo.

-A mi me gustaría que fuera más que algo.

-Pides demasiado. Asimismo quien quita y alguno de esos que no se ven tan mal sea el indicado.

-Intentas que me olvide de él. Acaso estás insinuando eso.

-No, sólo te pido que te quedes conmigo.

-Hasta cuando…

-Mira, yo te apoyaría con todo y lo sabes sin embargo, no puedo hacer más. Si él no quiere debes de aceptarlo. Es lo más seguro, no lo hace y nunca lo hará.

-¿Por qué eres tan cruel?

-De la misma manera que tú no me dejas conocer a otros.

-Y si te dejo…

-¿Si?

-Me dejarías quererlo en secreto.

-Si me dejas entonces te mostraría que no importa cual pero, hay alguien halla afuera que estaría dispuesto a repararte.

-Podría…

-No. No te hagas ilusiones.

-Yo soy la que siento.

-Lose.

Otro gran silencio.

-Yo se que harías lo que fuera por mí. Siempre estás ahí. Tú nunca me abandonas. Tú no tienes miedo de tenerme. Tu no me rompes, es más hasta te tomas el tiempo de reconstruirme. Si tan sólo tuviera ojos…-A punto de llorar.

-Calma, si los tuvieras… -vuelve el silencio mientras cierra los ojos.-también lo querrías…

-No entiendo…

-O p o r t u n i d a d

-¿A quién?

-A los que pueda escuchar.

-Y si no los escuchas…

-Entonces no pertenecían a nuestro mundo.

-Llegará… hablará…me robará…

Ella que si tenía ojos tuvo que cerrarlos. Por primera vez pudo sentir.

-No lo se… simplemente no lo se…

Y por primera vez no tuvo respuesta.

Por pocos segundos y el reflejo de una lágrima fue observado por la nada.

Se acabo la discusión.

A su manera las dos querían creer.

Creer como si fuera cuestión fe.

Sin poder abrazarse sabían que estaban juntas y un día alguien llegaría.

Dejando de lado los espectaculares y pronunciando lo que pocos se atreven.

No es tarea fácil si tomamos en cuenta que sólo se arriesgan por aquellos que usan más el camuflaje y bien sabemos que el uso de esos métodos provoca lo medroso más que lo bizarro.

-Oye…

Sin respuesta.

-Hay veces que quisiera ser diferente.

-No digas tonterías.

-Pero sólo tú me quieres.

-Eso no es cierto.

-A ¿no?

-No, sólo te tienen miedo. Eso es todo.

Otro día y la luna observa como el destino puede ser destruido con tan sólo un pensamiento