sábado, 28 de agosto de 2010

Capitulo 11. El caso de la niña que se encontró con una hada

Me acuerdo de antes, cuando te esperaba en una silla.
Todavía no llegas.
No importa, el alba todavía no llega y yo ya no estoy en esa silla.
Verás, la intercambie por unas cuentas sonrisas. 
De esas que te hacen recordar un pasado imaginario que se siente como ayer. Como si tuvieras sólo dos horas de vida en este planeta y hace unos segundos no te esperaba en una silla porque no sabía de tu existencia.
Después de unos días de largas pláticas con la luna, me di cuenta que me había olvidado del gigante que se dormía en mi jardín y el oso que andaba en monociclo. También me había olvidado porque soy tan afín de las hadas. 
Te contaré mi historia invisible, te contare la historia de una niña que por andar de curiosa se obsesiono de las sillas, de los hongos y del futuro inexistente.
Nací hace tres días o quizá hace 1830, no lo recuerdo muy bien. Son datos innecesarios, de esos que me hacen sentir que vivo en un archivero. No me gusta y no importa porque en todos modos me iré a viajar a las grandes montañas del sur. Donde viven los dragones y rescatas a otros niños, que te llevan esperando en altas torres. Si, en poco tiempo hablaré como las sirenas y cantaré como los duendes, mi madre esta enferma no se dará cuenta. 
Si no fuera por ese lugar gris que me suelen llevar todos días a aprender como ser de una manera impecable un archivo, me la viviría en las faldas de la montaña donde el agua brilla cuando la luna esta contenta. 
Eso sonaba perfecto, para una pequeña niña que no conocía las consecuencias de casi ninguno de sus actos.
El otro día estaba platicando con mi amiga la rana y decía que estaba esperando a una chica de sangre azul. Yo le dije que mi sangre era morada, como las violetas, ¿qué si había una diferencia?
-¿Cómo te atreves a preguntarme eso?
La rana ya no volvió y de ese día ya no he vuelto hacer amigas rana. Fue ahí donde me encontré con una linda cascada, quise asomarme para ver que había adentro, pero no pude. No podía pasar, en eso una voz dulce me llamó.
-El que cruza por ahí no regresa. Encuentra un mundo sin igual.
Un ser delicado con enormes alas, me estaba hablando.
-¿Qué tengo que hacer para entrar?
-Lo de siempre, lo que todo mundo quiere.
-Y, eso sería...
-Parte de tu corazón, diría un corazón completo pero para ser honestas sólo se necesita una parte.
-¿Cuál?
-Eso no te lo puedo decir, sería contra las reglas.
Para una niña que no conoce el dolor y le maravilla el color de sangre, dar una parte a cambio de un mundo sin espacios grises y archiveros, le parecía un muy buen trato.
-Entonces qué dices mi pequeña.
-Volvería a ver a mi madre
-Si
-Volvería a ver a mis amigos
-Depende de ti
-Podrías darme tus alas.
-Por supuesto.
Se arrancó una parte de ella, sutilmente, con paciencia. Su corazón era muy grande, muy fuerte, limpio y puro. Tenía sólo 1845 días de existencia, no había parches, ni agujas, ni remates. Nada... 
Ni fue tan difícil. De repente sentí un peso en mi espalda, tenía una hermosas alas. En eso voltee hacia atrás.
-Cuidarás de él.
-Siempre.
-Lo prometes.
-Si.
Vi como lo guardaba con mucho cuidado. 
Ahora tengo 3833 días, estoy en busca de algún intercambio. Las alas me pesan. En este mundo nadie es tan ingenuo. Conocí las lágrimas,  la soledad, el temor, la frialdad. Nadie quiere mis alas.
En este mundo lo mágico te convierte en monstruo.
La niña lloro hasta que se le rompieron los ojos, luego escondió sus alas y se le olvidaron las montañas del sur. La niña dejo de ser niña, como la mayoría de los seres que cohabitan en ese planeta. Entonces fue cuando la niña se cansó de trotar por el mundo y decidió esperar en una silla frente al mar. A que llegarás tú, porque eso era lo único que recordaba de su infancia, que alguien siempre espera y otro alguien llega y luego miles de cosas increíbles pasan. Pero, hubo ciertos problemas en el proceso y hasta el momento sigue teniendo que esconder parte de sus alas. 
Tengo un corazón parchado y unas alas destrozadas.
Te sigo esperando.
Sin tener la belleza de una hada.
Sin poder ofrecerte nada a cambio.
Más que un poco de locura y cuentos de antaño.
Ya no hay sillas.
Tengo una lista en la palma de mi mano.
Para recordarme, que tú no eres
números imaginarios
ni fractales silvestres
ni piratas astrales
ni frutas explosivas
ni fantasías bidimensionales
La niña que se topo con la hada de la cascada, no te estaba esperando. En algún punto tenía que rescatarte de la bruja malita del sur. Tú ya tendrías alrededor de unos 6,583 días. Juntos habrían de huir a las montañas sutiles del oeste. Pero nada de eso ocurrió y en algún punto me confundí y te esperaba en una silla. En otro punto, hice intercambios que me hicieron ver más allá de la cascada. Crecí y se me rompieron los ojos.
Ahora ya no puedo volar. 
Ahora se que no te puedo esperar, ni buscar.
-Un día nos volveremos a encontrar, me perdonarás y moriremos juntos.- el hada aun sin alas pudo volar.

jueves, 26 de agosto de 2010

Parte 2. Sally Cayendo.




Otra vez estoy cayendo
Sombreros de caramelo flotando
Dulces plastificados en cajas de cristal
La silla del abuelo vacía
Botones de antaño gigantes
Colores pastel comestibles
lento
y yo rápido
Veo pasar notas musicales
escuchó a lo lejos
sonidos nuevos
melodías traslúcidas
iluminado mi pálido rostro
se que estas cerca
comiendo a oriente
ligeramente
las partículas explotan
hacen brillar mi ser
Lo imposible para no estrellarme
No puedo ignorar
tu olor maderizado
tu energía penetrante
como uvas fermentadas
que abrazan lentamente mi cuerpo
Me hipnotizas con magia imposible
De esa que había olvidado
De esa que magnetiza
que hace olvidar la caída
Menos mal traigo mi vestido cielo
y una taza de caramelo
Espero que la caída no me destroce
Antes de llegar al otro lado
y asombrarme de las espadas invisibles
de escapes brillantes
lunas de sangre
Antes de que la imaginación me coma
Y tú te encuentres
hipnotizado por gitanas de antaño
Antes de que colapse
De que todo colapse
Y recojas los restos
guardando un pedazo de tela frutal
imaginando lo que pudo haber pasado
yendo hacia una aventura que ya ha terminado
Te siento
Y se me olvida que estoy cayendo

domingo, 15 de agosto de 2010

Ilusión

Julio del 2009










Los recuerdos son rastros de las lágrimas.
                                                                     2046.-wong kar wai
.
..

Mi vida no es una película, nunca lo será y no quiero que suceda. No quiero que la gente vea mi vida.
               no es importante. 
No… 
        no tengo nada que contar.
Sentada esperando la lluvia.
Sentada y nada más.
Tenía sueños, demasiados…
Te veo y me doy cuenta de todas esas cosas que creía necesarias. De todo eso que me daba para respirar y esos sentimientos que se rompen en el silencio.
Sin leer los créditos finales, sólo escucho la música que hace temblar mis labios.
Mi vida no es eso, ni nunca lo será.
El calor se desvanece con el viento, tú no te acuerdas de mí o eso es lo que pienso.
Me lleno de ideas, de historias y no tengo la remota idea de a quien engaño. 
No entiendo de ajedrez, 
                     definitivamente no soy más que un peón. 
Un peón a punto de morir.
.
No tengo el valor de escribir una nota. Mucho menos de vivir.
Ya todo paso, lo demás son banalidades.
Dicen que es sólo por un tiempo, que las ilusiones regresan cuando menos las esperas.
Que no estoy muriendo.
Eso… 
         Eso no es cuestión de medicina.
Nunca lo es.
Extraño lo malo de ti. 
                            Tanto…
..
La monotonía,  la rutina,   el trabajo,    la escuela nos mantiene en la fantasía.
Siempre queriendo hacer algo para no pensar.
Pensar tampoco hace que llegue la felicidad. 
Complica todo, al igual que el silencio.
No hay nada que aprender de mi. Ni de otros tantos que andan por ahí.
Algunos llegamos aquí sólo por que sí.
Por falta de televisión.
Falta de información.
Entonces nos volvemos observadores.
Observadores de la nada.
Comienzo a leer por si acaso.
Por si llega alguien.
Un abrazo quizá, alguien por quien sufrir.
Todo acaba así…
Menos yo.
….
Si fuera una película, quiero que acabe feliz.
Que mas da si no es así.
Las melancólicas son demasiado…
En mi vida no hay nada que contar. Mucho menos que aprender…
Ni sentir
De todo lo que visto, mi existencia se perderá en el tiempo.
Aun siendo reina
                       O hechicera
                               O bailarina
                                     O artista
                                           O actriz
                                               O maestra
                                                     O madre
                                                           O investigadora
                                     
                                                                 O …
                                                                        O…
Da igual.
…..
Sacame de aquí.
Una vez más.
Nadie se sorprenderá.
No era mi intención.
Sabes cuantas personas creen que pueden decir algo. Realmente lo creen.
Como si a alguien le importará. Más allá del conocido.
Y todos los que callamos.
No por miedo, ni falta de confianza, ni ignorancia, ni suerte.
No… nada de eso.
Simplemente se nos rompen los ojos.
Así lo es, los ojos se rompen.
……
Lo que más vende son las ilusiones creadas por aquellas mentes, que saben…
Que saben que es simplemente eso…
Una ilusión.
Aun los que creen que odian los cuentos de fantasía color rosa.
Aun ellos…
Son los más vulnerables.
…….
Los peones mueren con el roce de la lluvia.
Yo me mantengo de pie. 
Transformo el dolor en algo hermoso.
Si te cuento mi dolor.
Encontraría una risa absurda.
De esas que matan el alma.
Hace mucho que no me decido si dejarlo.
Palabras bellas que no llevan a ninguna parte.
Te mantengo vivo y ¿para qué?
La lluvia no llega, aun cuando ya te las has imaginado.
Nadie contará mi historia.
No tiene caso.
No hay dolor suficiente.
Ni gran historia de amor.
Ni una gran aventura.
NADA
Y las crónicas sólo sirven para las periódicos en peligro de extinción. 
……..
No hay nada que decir.
Sólo uno puede ver esa gran historia.
Y sólo esta uno, entonces…
Todo eso que fue y no sucederá.
Narrativas que hacen pensar.
Aun cuando todo es una formula.
El corazón se desvanece al compás de las palabras.
De una historia disfrazada.
¿Por qué?
Si el peón hablará te reirías de él.
Si el peón lo volvemos reina…
Una gota se resbala por mi rostro.
Unas horas me recuerdan el porque nunca…
Nunca viviré como una reina.
Aunque ahí afuera pensarán lo contrario.
………
Soy la ilusión melancólica.
La cual hará ver tu vida de otra manera.

sábado, 14 de agosto de 2010

Autos de lujo.

Marzo del 2009. Taller de narración.

A punto de llegar...
La posibilidad de dormir un poco más que ayer se ve anulada. Se podría decir que todo por un capricho o por la falta de delicadeza en el trato. La falta de comprensión. Si supongo que es eso.
Estancada en medio de la oscuridad pienso que si hubiera sido lista, me hubiera ido el otro día. A pesar del sol resplandeciente, el brillo de tus ojos ocres y tu boca con una sonrisa que da entender una bienvenida. Al igual que este carro.
Una señora pasa enojada. Ha de pensar que es por gusto. Quedarse ahí a mitad de la noche sin poder conseguir ayuda.
Así lo es, la primera vez que lo vi me quede impactada, con un sentimiento demasiado bueno para ser cierto. Pero es sólo una fachada. Creo que todo es sólo una fachada que te da entender que ahí se encuentra la felicidad.
Tú cada día me quieres ver más lejos.
No puedo llorar aquí.
Pensarán, que ridícula llorando por su “lindo” auto de lujo.
No puedo llorar como antes.
No se me puede notar la gota a punto de caer de las pestañas del ojo derecho.
Otra vez no.
Esta vez no llegaría un buen amigo a decirme si estoy bien y yo responderle: el si de los ojos rotos. Tan rotos que me cuesta trabajo ya intentarlos pegar de nuevo. No volvería a preguntar y que yo le dijera, sin permitir que mis cuerdas se rompieran. Es sólo un pleito más... el semanal.
¿Por qué sigo con él?
Todo el tiempo se la pasa en el taller. Hay algo dice el mecánico que la forma en la que lo manejo no le gusta. Son cosas que pasan, dice.
Entonces me iría caminando como si no pasará nada. Como si la gente no me mirará. No hay que tener lástima por una pobre alma. Pero, tú igual que ellos la tienes. Por más que lo niegue. Por más que llegue al salón y el silencio acapare el ambiente.
Consigo que me lleven a casa, en un carro tan ordinario que lo dejaron de fabricar hace tiempo. La vida se ve diferente. Él no me dejaría.
Miro el cielo estrellado. 
Miro hacia atrás.
Se asusta y te deja.
Te asustas y me dejas.

lunes, 9 de agosto de 2010

Pasión por los zombies.

Erika tenía un ligero problema, una atracción fatal hacia los zombies. El problema radicaba que en su mente un zombie podría ser el ser perfecto para mantener una relación. Ya que decía que eran mucho mas entendibles que un hombre común. ¿Por qué? La respuesta era muy fácil, los zombies sólo quieren comerte y en algún punto tener sexo. Adivinarles el pensamiento era un tanto sencillo. Sin embargo, cuando su último novio se convirtió en un zombie, Erika descubrió que era inmune. Ella nunca podría ser un zombie, cosa que se podría decir que era algo bueno hasta que los zombies dejaban de intentar comerla. Erika estaba convencida que algún zombie aun cuando no pudiera matarla, podría tener un buen acompañante en la cama. Alguien con quien estar, en esos días donde uno necesita más allá de un abrazo.
Erika estaba harta del lenguaje de los hombres, del usame pero quiereme, del sólo sexo a quizá te ame, de la pasión a tomar la mano. Y cuando veía los zombies, los envidiaba tanto, no había complicaciones. 
Erika trabajaba todas las noches en un bar, no es que le fascinará la idea pero tenía acceso a su dos grandes pasiones (además de los zombies) los libros de ciencia ficción y los músicos (que ella imaginaba que serían mucho mejores amantes si fueran zombies). Cada vez que tocaba algún bajista alto, delgado, con pelo en la cara y con cara de no me moleste. Erika se  sonrojaba y se cubría con alguna novela de Lovecraft.
Erika pagaba sus estudios de esa manera, quería hacer vestuarios victorianos modernizados y abrir una sex shop en algún punto de su vida. Si, una sex shop para mujeres, lo tenía todo muy contemplado, el lugar, las chavas que contrataría, la ropa que crearía, algo que no incomodará alguna chica dulce que quisiera convertir una fantasía en realidad, sin tener que sentir pena o enojo por ser catalogada como vulgar, prostituta o amante de quinta. Si, faltaba un lugar de esos en esta ciudad llena de ruido y humo, pensaba Erika. Cada vez que se probaba alguno de sus diseños y los mostraba en línea, tenía tanto la aprobación de chicas y chicos. Las chicas por más discretas le preguntaban donde podían conseguir algo similar. Estudios de marketing como su escuela le había enseñado.
Uno de esos días cualquiera Erika se encontraba, cociendo su corazón. Agarraba una pequeña aguja e hilo rojo y lentamente cerraba su corazón. Quedaba un pequeño hueco, entonces agarró tantita piel de su brazo, para poder cerrarlo bien. Nadie debería notar que su corazón estaba incompleto y si fuera el caso, diría que un día vino un zombie y se lo comió. 
Erika cocía tan bien, que nadie notaba esas pequeñas cicatrices. Y su vestimenta la hacía lucir tan espectacular, que bien sabía que nadie se iba dar cuenta de esas pequeñeces. Erika estaba decidida en ser la víctima perfecta, labios sangre, tacones de 10 cm, mini falda y una blusa que delineara sus curvas. Pelo alborotado y la actitud necesaria para atrapar un zombie o mínimo el manager del grupo de la noche.
Si alguien preguntará, ¿Cuál era el trabajo de Erika en ese lugar? 
  1. La más obvia, llamar la atención, por cada trago que le invitarán ella recibía una comisión. 
  2. Conseguir patrocinadores.
  3. Como sabía escribir, hacia reseñas del lugar. Criticas que podían afectar el destino de una banda.
  4. Alejar a los zombies del lugar. Su sólo olor hacía que los zombies huyeran a otro bar.
Por todo esto, Erika era muy cotizada y muy valorada. SI cualquier cliente se quisiera propasar, acababa en la calle. Erika decidía con quien acostarse y normalmente no lo hacía. El dueño del lugar la conocía bastante bien y sabía que Erika llevaba tiempo esperando sólo a un chico. Qué sólo hizo acto de presencia sola una vez. Nadie decía algo al respecto, el dolor de Erika lo transformaba en coquetería instantánea. Desde ahí ella diría que sólo los zombies le gustaban. Porque los zombies, no se andan con juegos.
Esa noche Erika, probaba uno de sus atuendos. Un hombre comentó, si tan sólo tuvieras un piercing en el obligo...
-Me violarías...
-No- dijo el hombre atragantandose con la bebida.
-En serio no me tomarías a la fuerza, mientras satisficieras tus placeres animales, sin importarte si me dejas bañada de sangre y dolor.
El hombre palideció, conocía las reglas, Erika podía provocarte pero al menor contacto te olvidarías de volver a verla.
-No cariño, yo sólo decía que con un piercing te verías más bonita pero, mejor una copa de vino y te platico a que me dedico. 
-Acepto la copa de vino.- que realmente era agua pintada de rojo. 
Erika sólo tomaba en reuniones familiares y cuando quería robarle un beso a alguien y eso hace años que no sucedía.
-Mira te presento a mi socio.- le dijo el hombre de unos 50 años. Venía a buscar amante y creía que Erika podía caer.
El socio era un amigo del padre Erika. Erika lo observó perfecto, sabía que ya la había desnudado con la mirada, tenía 45 años. Su esposa era bella, con muy buen cuerpo de unos 38 años. Aun así, Erika sabía que él no perdía oportunidad de acostarse con la que se dejará. Se sentía galán y si no fuera porque ella era la hija del licenciado, ya le hubiera dado una joya por una noche de pasión y perversión. Sentir la piel de una hermosa veinteñera, no le venía nada mal. Pero no fue así...
-Hola, no te había reconocido. Eres la hija del licenciado, la que hace lo de la ropa. Si, he visto tus dibujos muy bonitos todos. Traes algunos por ahí...
-Si de hecho estaba diseñando algunos.- mientras le pasaba el pequeño cuaderno moleskine. 
-Si bueno tengo un cuñado que igual te gustaría conocer, él también dibuja.
Erika no quería problemas y bueno cada bebida era dinero en su bolsillo. Se fue a sentar a una mesa de dos. La decisión la tomo el dichoso socio, que en estos momentos había consumido lo suficiente para pagar la renta de todo un mes. 
-Hola, soy Rodrigo.- dijo un chico de unos veinte años, Erika no estaba segura si tenía su edad. No era un zombie eso era definitivo, era alto, larguirucho, con nariz de gancho, poca frente, grandes entradas, gel excesivo, trajeado con tela de quinta, tampoco tenía pinta de saber tocar algún instrumento, aliento de fumador de tres cajetillas al día, bebedor definitivamente pero no conocedor y lo peor de todo, tenía en mente una versión de ella inexistente pero, suficiente para según él no regarla en los halagos. A Erika no le gustaba esto, de hecho le fastidio. Era otro chico que con tal de acostarse con ella, estaba dispuesto a ser otra persona, no era la mentira de te digo que te quiero o me fascinas desde hace tiempo o tienes unos hermosos ojos o tocar tus labios puede ser algo magistral. No, eso era pasable para la cabeza de Erika, hasta los zombies podrían esa clase de blasfemias antes de devorarte, pero no, iba erróneamente intentar ser el príncipe azul, la media naranja, el alma gemela. Y Erika sólo pensaba si quisiera pasar una noche conmigo, sólo necesito agarrar un buen dildo. Sin embargo, una parte de Erika decía no seas tan dura, algo de provecho le podremos sacar a este mojigato. 
  • Dime muñeca( a decir verdad el muñeca sólo pensó) ¿desde cuándo dibujas?
  • Si digo siempre no te satisfará la respuesta, ¿cierto?- Rodrigo meneo la cabeza, mientras pedía dos rones al mesero. Erika si algo odiaba era el ron, pero no importa sólo será un poco de refresco.- Desde la secundaria.
  • Eso ya es bastante tiempo y que técnica usas. Veo que usas plumones.- se intento burlar sin mucho éxito.
  • El medio no importa.
  • SI claro, pero yo sólo uso carboncillos.- pensando que era muy buena respuesta.
  • En serio? y dime que sueles dibujar.
  • El cuerpo, estoy fascinado con las eculturas griegas.
  • No me digas.-Erika estaba ideando como cambiar de tema.-Y ¿qué estudias?
  • Veterinaria, de hecho quería ser artista pero eso no deja mucho dinero.
  • Si pues no, me imagino que tu con una sola operación ganas más de 100 mil, ¿no? 
  • Buen todavía no trabajo, pero pues uno escoge algo con que mantener a una chica linda como tu.
  • Si, bueno... de mitos vive el hombre.
  • ¿Perdón?
  • No, nada, no prefieres tomar una copa de vino.
  • Si, se ve que sabes mucho de bebidas.
  • Sólo las que quieras consumir.-Erika empezaba a tomar el asunto como un caso de estudio y que mejor si sacaba algo de provecho económico de paso.
  • Dime, ¿cuál es la bebida más cara que has consumido?- pero esa clase de preguntas, definitivamente no venían al caso. Erika volteaba, en estos momentos no estaría mal un rescate, pero obvio no paso.
  • No, verás lo mío es el diseño de moda.
  • Y, no ¿bailas?-Erika se empezaba a aburrir ante la situación.
  • No estoy aquí para esa clase de actos, lo siento
  • Te da pena cierto, es normal yo soy conocido por estar en los mejores antros de la ciudad.
  • La verdad es que no voy a antros.
  • No, en serio acaban de abrir uno carísimo, entrar no cualquiera. Digo, te puedo llevar.-Erika sonreía de mala gana.
  • Creo que me llama mi manager.
  • Espera, si quieres otra copa sólo tienes que decirlo.-no tuvo de otra más que aguantarse.-En que estábamos, entonces te gusta leer,¿ cierto?
  • Si, amo a Lovecraft y Wells.
  • Si son mis favoritos definitivo, la manera en como escriben, se expresan, su visión de mundo. Me es tan fascinante. 
  • A mi me provoca querer tener orgasmos con zombies.
  • Si es que los zombies son lo de hoy, yo por ejemplo convivo con animales y los abro.
  • ¿Te gustaría tener sexo con ellos?
  • Si bueno... espera no como crees. 
  • Ya... si hubiera dicho que mi fantasía eran los gays, hubieras dicho que lo eras, ¿cierto?
  • Hay como crees, si tenemos cosas en común es pura coincida.- dijo con una risa nerviosa.
  • Ya veo...
  • Es que tu eres una chica especial y tengo entendido que no vivimos tan lejos. Igual...
  • Que dulce, pero conoces las reglas , ¿cierto?
  • ¿De qué hablas?
  • Nada... olvidalo.- Rodrigo realmente pensaba que podía salir con ella, que se podía formar una gran historia de amor con sexo pasional más la imagen de una niña virgen, al menos eso era lo esperaba de su pareja ideal.
  • Es tarde.. pero te esta agradando la velada.- preguntó Rodrigo nervioso, esperando en otra ocasión poder verla.
  • Si, sólo que me tengo que ir.-Erika se levantó, Rodrigo le dio un beso en la mejilla.
Erika le dio ternura, se dio cuenta que Rodrigo tenía menos experiencia y muchas expectativas en la vida. Ese beso le recordó sus trece años. Aquel tiempo que decir faje, equivalía a decir sexo oral. Era algo dulce y se dio cuenta que Rodrigo buscaba algo más allá de vil sexo. Se acordó cuando ella intentaba quedar bien, para conseguir que aquel chico son nombre le abrazará. Se acordó de sus platicas medrosas y banales, confundidas por tontas. Después del primer fastidio, de aquella cita forzada, se preguntó si no fue por lo mismo que aquel chico sin nombre la abandonó. 
Aun cuando las miradas se cruzaban.
y las sonrisas se sentían en sincronia.
Aun con un beso que quizo creer profundo
Erika empezó a dudar de todo y quizá los zombies la podían comer, pero no de esa manera sutil que podía hacerlo un chico. Un chico sin nombre, que nunca volvería a ver por más que Erika le brillarán los ojos cuando pensar en él.
Si, Erika tenía una maldición.

Los hombres que amaba se convertían en zombies.

viernes, 6 de agosto de 2010

Arrepentimiento y Culpas




En estas mañanas silenciosas
que se vuelven tardes de angustia
donde la noche te espera
disfruta
goza
divertete
mientras no hay nada que tomar en el refri
y sólo quedan unas migajas en el almacén
te vistes y te maquillas como modelo
cubriendo todas esas cicatrices
¿dónde están todas esas luces multicolores?
¿dónde quedaron todas esas fantasías?
¿en las gotas que caen todas las noches en mi cama?
o, ¿las horas extras de trabajo que prefiero llamar insomnio?
Todas esas promesas que siguen esperando
Fue en ese momento que supe que mentías
Mientras intentan arrebatar mi cuerpo
como si fuera una muñeca de trapo
La manipulación nos comió
y nunca supimos hasta donde
Todo eso que nos sigue lastimando
¿a quién se supone que debo de dejar de querer?
si el daño ya esta hecho
ese daño que me come lentamente
sal encuentra a alguien especial
sal encuentra a alguien a quien usar
sal que más da
los chicos especiales abusan de mi farsa
me clavan una estaca
no los culpo la situación es complicada
usar....
estoy harta de manejar hilos invisibles
peor que una espía
otro más...
¿qué no basta con los dolores que tengo?
¿Cuándo las mentiras se volvieron reales?
en monstruos marinos que me saborean cada noche
sobrevivir tiene un costo muy alto
nunca quise hacerte daño
Extraño mis muñecas
mis amigos invisibles
la inocencia de las cosas
mi inocencia
Adiós, quiero amar sin reproches.
sin culpa
sin que todo sea delicado
tan delicado
Si no era parte de tus sueños
¿para qué me concebiste?

miércoles, 4 de agosto de 2010

Capítulo III. Los pensamientos de los Dioses

Quiero comerte, lentamente…
Primero tienes que olvidar tu pasado
Todas esas caricias que no sabemos si volverán
Tu cuerpo desnudo
Las miradas se cruzan

Monstruos gigantes que hay que domar
Jugar a que no somos humanos
Yo como gitana que lanza una bola de cristal
Seduciendo al enemigo
Con bailes prohibidos
Y ensoñaciones ajenas

Tu como caza recompensas
Buscando problemas
En lares remotos con seres mágicos
Buscando ese ser interior
Libre
Sin dueño

No te robes mi alma
Mientras intento robarte más que un beso
Una daga que me transforme
En una bella hada
Donde los hechizos se vuelvan polvos
Y mi alma se cure

No te fíes
Que Hades y Zeus nos están viendo
Todavía no deciden
Si tendremos nuestro encuentro

Mientras cazas un dragón
Y te robas más de una canción
Yo te observo en mi caldero mágico
Preparando esa poción
Que no se si utilizar

Todavía los dioses no me han dado el permiso
Pero extraño tu energía rozando
Todos esos poros que se abren lentamente
Miles de partículas que se transforman
En tu aroma

Luchas con farsantes
y esperas sigilosamente la acción
preparas tu arma mortal
la misma daga
que me dará la libertad

un encuentro más
ya se nos olvido quien era el espía
quien era el amante
los dioses sólo observan

un gesto
y te sigo
una mirada
y no se que pase

quizá no te mate
y elimine a todos tus enemigos
quizá no me mates
y te robes mi alma por un rato

Hera quiere pasión
Afrodita un poco de amor

Yo me imagine
Comiéndote lentamente

Tú sólo quieres acción.

Los dioses lanzan los dados.

Dime, ¿qué estas esperando?