lunes, 4 de octubre de 2010

Clarissa meditando lágrimas



Hoy me siento un poco  más sola que antier y con esa melancolía que no deja completamente mi cuerpo traslucido, no ayuda a curar cicatrices yuxtapuestas. Y es que hoy un evento me llevo a recordar su mirada misteriosa intergaláctica. Se acordará como simuló ser un mago para que no descubriera que venía en barco. Se acordará como escondí mis alas para que no se asustará. Uno de los recuerdos más lindos de mi corta vida y los ojos se me rompen en miles de pedazos. 
¿Qué nos pasó?- Se preguntaba Clarissa intentando no ver a la luna agraciada otoñal.
Mientras uno intenta ignorar lo obvio, los pleitos, los enojos y el hecho que un guionista común nos haya robado uno de lo momentos más tristes de nuestras vidas y lo transforme en algo banal o quizá no. Verse uno reflejado en esa escena triste, donde a sabiendas que uno es infeliz, el estar a lado de alguien aunque ya ni siquiera haya acaricias de por medio, uno se siente seguro porque la soledad es una amiga que si no le das el tiempo suficiente, sientes que te mata lentamente.
Clarissa no sabía que era mejor si recordar los momentos más felices, románticos, exquisitos o los más atroces, de esos que todavía no pueden cicatrizar. ¿Qué era lo que hacía que no tomará el teléfono y volviera a su castillo de cristal? ¿Qué la detenía? Si en todos modos, todas las noches sentía que su existencia era menos que insignificante. 
La sonrisa del chico un poco más distraído que ella, al parecer era la respuesta. Al menos por unos instantes, al menos hasta ayer. Y es que Clarissa no sabe medir sus sentimientos, no sabe poner un alto y pensar las cosas, ser racional como le diría su madre. Entonces sin darse cuenta Clarissa volvía a tener el corazón destrozado. 
Por eso envidio tanto a los astros y su sabiduría. Porque cuando lloran sanan el mundo en vez de destruirlo. Porque saben darle el justo tiempo a las cosas. No se involucran antes de curarse completamente. Sin embargo, mi mortalidad e ingenuidad hace que me ciegue cuando debo ser lo más cautelosa. Empiezo a creer en el karma, empiezo a creer que quizá era necesario este golpe para entender que un beso no es un juego. ¿Cómo uno puede pasar de tener un amante a convertirse en la amante? 
Esa es la historia actual de Clarissa, no sobre su recuerdos astrales bañados de mermelada. O de sus pleitos amargos con el chico que siempre será su primer gran amor. No, nada de eso. Clarissa llora internamente mientras le sonríe el mundo porque sabe que no se puede quejar. Sabe en el fondo que de cierta manera se lo merecía. Y ahora que sabe todo lo que dejo por un impulso infantil, quiere quedarse en la casa de verano y meditar. 
¿Por qué creí en todas tus palabras? Donde estaba mi ser cínico, cuando me llenaste de un futuro utópico. ¿Por qué te hice caso? Mientras tu ego se disparaba, ¿dónde se escondía el mío? Creo sigo siendo la misma ingenua de hace 10 años, cayendo por personas que sólo te utilizan por instantes, de intermedio. 
Clarissa quería explotar y a la vez se preguntaba si esa era la razón por la que algunas se vuelven la amante. La que esta ahí cuando hay que recoger los pedazos del otro, la que consuela cuando la otra se va de fiesta, la que alienta cuando todos se han ido. Clarissa dime, ¿estás dispuesta en ser la otra? La Clarissa de hace 5 años hubiera mandado muy lejos esa situación imposible y ahora...
No quería enamorarme de ti, no estaba en mis planes. Veras, yo salía con otros chicos, intentando olvidarme de una relación hermosamente defectuosa. Salía con  esa clase de chicos que duran sólo una noche. Nada especial realmente. Pero tú, te presentaste como un amigo. Estabas un poco desorientado, mi yo interior un poco perdido e hicimos un buen par. La confusión nos llevo a un gran caos. Tú aclaraste tu mente y volviste con la chica que te hace comer pastelitos cuando se va. Yo estoy más confundida que ayer, no quería que me gustaras.....
¿Por qué me invitaste a salir?
¿Por qué no te puedo dejar ir?

domingo, 3 de octubre de 2010

Musas

Un día despiertas sin tu musa preferida. Cuando más la necesitas se ha fugado, desapareció en el momento en el que te enamoraste de la sonrisa del chico distraído de la calle de ayer. Las musas son un tanto celosas al parecer, no le gusta compartir inspiraciones ajenas. 
Mi musa preferida se desvaneció más rápido de lo imaginado, no fue como Beatriz, no se si pueda alimentar a una musa toda la vida. He tenido musas por años, por meses...
Es verdad mis musas duran más que los instantes que paso con el verdadero ser. De hecho entre menos se del real, mi musa más se engrandece. Idealizaciones catastróficas que llevan a la dulce destrucción del espíritu melifluo. 
Veras te voy a explicar un poco de las musas o al menos de las mías. 
  1. Son complejas porque si bien no les gusta la compañía de otras musas, ni la competencia con los simples mortales, tampoco les gusta verse reflejadas en el mortal donde nacieron. 
  2. Les gusta ser la máxima idealización del simple mortal de donde surgieron más no ser el mortal. 
  3. Inspiran historias imposibles, pasionales, tiernas, románticas, lo que sea que alimente esa idealización del ser mortal que nunca va a estar a tu a lado. 
  4. Son tramposas y un poco egoístas. No les gusta que te enamores del verdadero, en el fondo saben que no pueden competir. 
  5. Ellas no pertenecen al mundo de lo humano, son idílicas, del mundo de lo imaginario. 
Por lo tanto he de afirmar que las musas nos llenan de felicidad vacía pero hay veces que se equivocan. Demasiado...
Un día despiertas y te das cuenta que las musas aman que otros contemplen las creaciones derivadas de ellas más no que por ello el ser en interés realmente haga algo al respecto. Y si por alguna misteriosa razón el susodicho decide dar un paso, la musa se enoja tanto que se va. Quieren demostrarte que ese ser sólo te quería por ella y no por ti. Muchas veces tienen razón. Quizá la mayoría...
Pocas veces surgen grandes historias de amor donde ellas no estén involucradas, donde la inspiración provenga del ser mortal nada idílico, nada especial o quizá demasiado extraordinario. 
Yo aprovecho a mi musa preferida del momento cuando aparece, para poder concretar ideas profanas en simples lineas que llenan el alma. 
Hoy me di cuenta que mi musa se fue y no se si quiero convertir tu mirada cansada en algo celestial. Tengo miedo en que te conviertas en una musa, creí que teníamos algo especial. 
Algo especial...
Platicas a medianoche que no llevan a nada.
Miradas que se cruzan en el vacío insignificante.
Un inicio indefinido que carcome mis entrañas.
Risas esporádicas compartidas por extraños seres diurnos.
Mensajes instantáneos que no conllevan doble significado.

Una musa imposible a punto de nacer y no quiero...
No te vayas, este sentimiento sólo tú lo puedes ofrecer. 
Quiero gritar.
Una vez más.

martes, 21 de septiembre de 2010

Marioneta num. 2



Aprieta un poco más fuerte
siente como los hilos van quemando mi piel
miles de hilos
y millones de manos intercambiables
Una luz escarlata indica que me estoy despertando
Me activo sin querer
mientras escurren miles de glóbulos carmín por mi cuerpo
y por esas cuerdas
¿ya te has manchado?
Te pregunto mientras no puedo mover mi cabeza
Nadie la levanta
Podrías agarrar ese otro hilo
quiero ver tus ojos
soy toda artificial

mis huesos de carbon
mi piel es estándar 1.3
la versión 2.0 ya es suave
mis ojos de polímero básico
dicen que corian aumenta la luminosidad
mi pelo desgastado, necesito nuevos implantes
mis dedos deformes, quien iba a decir que eran de poca durabilidad
si casi todo
mi corazón sigue latiendo
aun así....
me permites contemplarte aunque sea unos segundos
aunque mi versión tenga lagrimales defectuosos
son sólo unos instantes
alguien gira mi cadera
siento mis huesos rozarse
unas gotas más en el suelo
sonríe no es como si doliera
pero otro más estira mi otro extremo
mi cuerpo se separa lentamente
necesito unos tornillos más resistentes
quizá unas agujas
piensa por ti misma me dicen
mientras jalan todas las cuerdas
en sentidos contrarios
no se dan cuenta... 
que me desgarro por dentro
alguien?
me insertan una cuerda más
en la aorta mortal
obedece que sino mueres
ni siquiera se quien mueve esa cuerda sutil
sonrío, que para eso me hicieron
mi versión no me permite gritar
necesito una actualización
o era liberación?
no hay que ser ingenuos
De repente
tu sonrisa me inspira
a pesar del temor
de las ataduras
del miedo
es en ese momento
que siento liberación
como si todos se hubieran ido
como si nadie me controlara
caigo
herí a quien no debía
caigo
estoy con quien no debo
caigo
observo a todos realizar sus sueños
caigo
¿para qué me levanto?


tú también te estas yendo, cierto...
                                  

                       cierto...
cierto...
                              no se vayan

viernes, 10 de septiembre de 2010

Desgarrandome lentamente


(se recomienda leer con la música)
estoy tan perdida
               
                       perdida
     
       perdida
la soledad se harto de mi voz
hoy no se a quien amar
quizá nunca lo sepa
y todo se rompe en miles de pedazos oxidados
todo se nubla
el tiempo no aclara nada
y sabes que no hay escapatoria
volteas a ver si alguien se da cuenta de tu ausencia
tiemblas no hay nadie a quien consolar
otra noche más sin sentido
mirando hacia el infinito
dime, ¿dónde esta la luz?
me perdí por unos instantes
dónde quedaron las princesas que luchaban por sus sueños
las hadas que te hacían volar con polvos de nada
dónde quedaron los guerreros que creían en la libertad
DIME, ¿dónde?
¿DÓNDE?
                                     ¿dónde?
En este laberinto de oscuridad
la salida no indica  la felicidad
estoy perdida
¿me devuelves mi corazón?
me descompongo en miles de glóbulos blancos
¿me devuelves la fe?
estoy explotando lentamente
¿te acuerdas cuándo dejabas la luz prendida?
mis labios están dejando de articular
¿cuándo deja uno de caer?
mis piernas ya no me responden
mi cuerpo pesa 10 kilos menos que ayer
mis ojos manchados de tinta china
mis huesos sobresalen sutilmente por mi piel
hoy estoy perdida y no quiero que me encuentres
no quiero que me veas en mi locura pasajera
con mis demonios que me comen lo suficientemente lento para no dejarme morir
te acuerdas de los fantasmas que me paralizaban
de los dragones que quemaron mi cuerpo
de los monstruos que intentaron robarse mi alma
¿por qué no me mataron?
¿por qué me dejaron aquí? 
estoy perdida
rota
devastada
ciega
estoy 
llena de esperanza roja escarlata
no me puedo dar el lujo de morir
sí, estoy más perdida que ayer
te acuerdas cuando dijimos que esa era nuestra única escapatoria
la escapatoria hacia la nada
la locura cesará
las pastillas me devolverán a la realidad
tu no estarás ahí
i’m lost, my body is tearing apart again....

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Maquillaje

 marzo del 2009


George OHearn: Beautiful women are invisible.
David Kepesh: Invisible? What the hell does that mean? Invisible?
  They jump out at you. A beautiful woman, she stands out. 
She stands apart. You cant miss her.
George OHearn: But we never actually see the person. We see the
  beautiful shell. Were blocked by the beauty barrier. Yeah, were
  so dazzled by the outside that we never make it inside.
Elegy (movie, 2008).





Me cubro de maquillaje, no es que sea tan necesario. Cubrir una mascara con otra. No es como si alguien se fuera a dar cuenta. Pero me siento expuesta, después de ayer quien no lo haría. Pero lo simulo muy bien, la falda azul marino estilo europeo, la blusa ligera blanca color perla, la chaqueta negra de mangas cortas y abombadas y las botas negras. Me dan el aspecto del nunca me ha pasado nada en mi vida. Me engaño muy bien.
Y todos los gritos, los enojos y las frases que no quisimos decir no se fueron con el viento. Se atoraron en mi pecho, se quedo ahí tu voz resonando: no estoy seguro.- me dijiste.- si he pasado los momentos más felices de mi vida pero, definitivamente los que más he odiado si. 
Los que más has odiado, odiado, odiado. Mientras, mi padre ve una linda sonrisa. Hablando sobre banalidades y esperando a que me dijeran que la belleza te hace invisible. A que me destrozaran con esas simples palabras. Pero antes de eso, estaba ahí parada recordando como me decías que era una princesita que esperaba dormida en su castillo. Sólo eso vez en mí, me pregunto. Una cara bonita. Un cuerpo bonito. Soy sólo una muñequita pensé. De esas que sonríen, de esas que hacen lucir al otro, de esas que nadie ve.
Entonces la mirada se me pierde en el infinito y quisiera vomitar todo esto que traigo adentro. Sí ahora mismo esperando a que me digan lo difícil que es amar, lo raro de la vida, yo me harto de estos pensamientos y los quiero vomitar.
-Papá me siento mal.- digo gritando, al menos eso creo.
-Pa pá ya no veo.- siento que ahora si es el final. Nada me responde, ni mi cuerpo, ni mi mente. Los pensamientos se van, tu voz diciendo que todo esto se acabo se pierde. No veo ninguna luz, no visualizo los mejores momentos de mi vida, no nada de esas cursilerías. No nada similar que haya visto en las películas simplemente negro y no quiero
-Pá pa.- me asusta la idea, el único que me puede ayudar es aquel ser que me llama paranoica, que nunca me cree, que apenas y me habla. Que nunca le llamo papá.
Sin poder agarrarme de su cuerpo, caigo. Se desploma mi cuerpo y todo cae tan sutil.
A lo lejos mi padre preocupado, asustado, sin saber que hacer. Quien lo hubiera dicho. Nadie ayuda. No hay hospital, no hay gran enfermedad y las palabras son casi las mismas.
-Te voy a extrañar.- 
Y Sin embargo no hay un...
Estoy aquí.  

martes, 7 de septiembre de 2010

Contemplando el tiempo

-Una dulce melodía de fondo, ayuda a romantizar estas palabras efímeras.-





Se va el tiempo en las grietas de la pared que nunca quiso ser blanca.
En el piso de las capas infinitas, que la escoba ya se harto de limpiar.
Miro el cielo de los constantes cambios y la luna me sigue preguntando si algún día la abrazaré.
Podía seguir dormida. Ahí nos seguimos amando, sentimos que el tiempo no nos esta comiendo.
Olores que maten antes del medio día.
Pensamientos ajenos que carcomen mi cerebro.
El tiempo queda atrapado en las fisuras de las puertas que nunca cerraron.
En los botes de basura que guardan más secretos que la abuela.
Cepillo mi cabello lentamente como si la eternidad fuera mi mejor amiga.
Una hormiga intenta llevarse el caramelo excedido de la fruta de ayer.
Una mosca está a punto de morir.
Descubro un personaje en la mesa de madera que antes fue un closet y antes fue un pino milenario.
Veo el reloj inexistente.
En tres años me habré olvidado de este instante.
En cinco perderé este escrito como tantos otros.
En diez volveré a contemplar el cielo estrellado.
La luna me mirará con tristeza.
Hace diez años entendí la relatividad del tiempo en una mirada.
Hace cinco no me molestaba la lentitud de la espera de los días del clima estático.
Me sobo un ojo.
Me acuerdo del sueño de ayer.
Mi boca se descompone en miles de fragmentos fracturados.
Una presencia nueva.
Un espanto cotidiano.
¿por qué el tiempo no me quita la dulzure exterior?
Mientras ya ha casi congelado mis entrañas.
El tiempo se esconde en conversaciones banales y entradas sin importancia en portales ingeniosos del nuevo siglo.
El tiempo se escapa mientras yo me lo como.
Mientras sigo intentando inmortalizar lo que nunca recordaré.
Pasan 10 años.
El agua caliente cayendo sobre mi cuerpo desnudo.
Me cuestiona sobre el tiempo maldito.
Recuerdos que no envejecen.
Mi mano diminuta en tu palma sutil.
Tus largos dedos se comen parte de mi corazón.
Despierto, todavía siento la adrenalina de mi cuerpo pre-adolescente.
Observo el polvo escondido en el teclado.
Un día el tiempo te llena de recuerdos empolvados de melancolía.
Te abraza y sabes que aun respiras.



-El corazón llora, una paz interior se quiere asomar.- 

viernes, 3 de septiembre de 2010

Maldiciones eternas o diversiones efímeras.

Noemi no era particularmente bella, no era de esas niñas que la gente mira y se deslumbra o se piensa que es un engreída. No, Noemi tenia una estatura por debajo de la media, unos ojos grandes y oscuros. Se distinguía por misteriosa y un poco coqueta. Todo lo demás de ella, lo iba descubrir muy pronto Armando.
Armando no era muy complicado, vivía al día y no le consternaba mucho la idea de salir todos los fines a alcoholizarse con los cuates. No era muy alto y en general era un buen chico. Si todo esto es antes de conocer a Noemi.
A Noemi la conoció un día cualquiera, en la universidad, un día nada particular. Un clásico es la amiga de un muy buen amigo. Nada especial, sin embargo para Armando si lo fue. Quedo atónito con su belleza y más con su sonrisa. Su cerebro guardo ese recuerdo mejor que una foto. Todavía hasta hoy recordaba como ella alegremente le sonreía. 
Noemi no lo recuerda así. De hecho tiene que hacer muchos esfuerzos para recordar ese día. Demasiados.
Armando quiso aparentar que nada sucedía, que era otra chica más. Y es que como justificar que quería verla otra vez, como invitarla a salir sin aparentar desesperación o que pensaran otro chico bobo enamorandose por Noemi. Aunque era justo lo que estaba pasando, se estaba clavando intensamente en esa mirada fatal que sólo ella podía ofrecerle.
Noemi aceptó salir con él, tiene bonitos labios. 
Empezaron a salir, sólo a donde ella quería. Sus gustos consistían en salir a bailar y tomar unos buenos tragos. Ella sabía que Armando pagaría lo que fuera. 
Y es que siempre sucede así. 
Noemi sabía perfecto que al inicio si todo iba acorde al plan, por un par de sonrisas conseguía un par de salidas. Por unos besos unos tragos.
Si lo hacia el bien el tipo, se acostaba con él. Sólo si se aseguraba que después de eso venían unos lindos regalos. Era parte de la formula, nadie sale herido. Todos actuan acorde el papel.
Armando por el otro lado no entendía porque no dejaba de pensar en ella. Por que no se fastidiaba de las conversaciones bobas de sus amigas. Poco a poco Noemi empezaba ser la chica perfecta, podía pasar el resto de su vida con ella. No podía creerlo, cuando se dio cuenta que ya habían estado saliendo por más de 3 meses. Como le hablaba cada tercer día para saber escuchar su voz. Como hacía todo lo posible para que ningún plan interfiera con los de ella. 
Noemi por el otro lado ya se estaba aburriendo de la situación. Había otros chicos más guapos pensaba. El sexo esta bien... pero podría estar mejor. Sus regalos dejaban de ser bonitos a pasar por ser cursis. Se preguntaba porque tenía que ir a su casa, cuando podían ir directo al bar. Y no baila... Demasiados defectos y ya esto se esta convirtiendo más allá de un rato.
A la mitad del 4 mes, Noemi salía a solas con sus amigas. Armando le hablaba. Ella lo ignoraba. Armando la buscaba en la universidad. Noemi hacía que no lo veía o que tenía mucha prisa. Armando les hablaba a las amigas en común. Noemi se reía con ellas, pobre tipo... que se consiga una vida. 
Mensajes de Armando.
-Estoy preocupado no se de ti, ¿estás bien?
-Mmmm, espero puedas contestarme pronto, necesitamos hablar.
-Soy Armando, este es el celular de Noemi, ¿cierto?
-Ya han pasado unas cuantas semanas, este es mi último mensaje. SI quieres saber de mí, marcame.
-Por si te lo preguntabas, estoy bien.
Noemi decidió ignorar todo eso y continuar con su vida. Conoció a otro chico, mucho más interesante. 
Armando se encontraba con los amigos de siempre.
-Ya no me habla.
-¿Qué esperabas?
-Todo iba muy bien, era perfecto.
-Todo es perfecto los primeros 3 meses.
-No en serio, esto era otra cosa.
-Dime, ¿qué tan diferente es de lo que tú le hiciste aquella chica?
-¿A cuál chica?
-La chica bonita de buen cuerpo, que parecía bastante amable.
Armando no recordaba.
-¡Cabrón! Ni que te acostarás con tantas.
-Es que no puedo de dejar en pensar en Noemi.
Armando se volvió a encontrar a Noemi. Un día lluvioso. Noemi lo saludo como si nada.
-¿Qué nos pasó?
-¿De qué hablas?
-Yo te quería, te quiero.
-Armando... entiende yo no puedo quedarme aquí. Con un chico como tú.
-No me quisiste....
-Si un poco... estuvo bien por un rato. ¿Qué quieres?
Armando la miraba... le dolían sus palabras. Quería abrazarla, poder oler su perfume a violetas y tocar su sedoso cabello.
-Me voy de aquí, ¿sabes? Me voy a un lugar muy lejano.-dijo Noemi, mientras se acercaba a abrazarlo por última vez. Verlo por última vez.
Armando no quería esas palabras. Insistía en su cabeza, en su interior que ella era la única que lo podía llenar por completo.
Meses después.
-Que cobarde de su parte huir de esa manera.
-Que maldita diría yo.
-Ella no puede ser una maldita, no con esa sonrisa.
-Cabrón...
-¿Qué?
-Nada. Yo aquí de pendejo escuchandote. ¿Pero, cómo no te das cuenta?
-¿De qué?
-¿Por qué todas te llaman patán?
Armando sonreía.
-Entonces para qué te haces pendejo.
-Es diferente.
-Esa Noemi en tu cabeza no existe, la real esta cogiendo con otro en estos momentos. Con otro como tú siguiendole el juego. Y hasta que ella no se enamore, seguirá actuando igual. Como tú cabron mientras no dejes de alucinar con eso que no existe, seguirás bien jodido.
-Es diferente.
-No la jodides es igual siempre. Por tu bien, espero que te des cuenta pronto.
Armando se engañaba muy bien.
Noemi por otro lado encontró de quien enamorarse, alguien a su altura. Alguien que no la tratará tan bien, alguien que no supiera si al día siguiente iba estar ahí. Alguien por quien llorar.
-Te acuerdas de Armando.
-Ah si el chico que estudiaba contigo, no?
-Aja... creo que no te ha olvidado.
-¿Es en serio? pero si salimos como tres veces a lo mucho.
-¿qué quieres que te diga? eres inolvidable...
-Crees que le moleste la idea si se entera que estoy comprometida.
-Eres una mala persona.
-Lo siento... -Noemi se reía bastante de la situación.- ¿Sabes? el otro día me hablo Jorge.
-El del trabajo ese...
-Aja.
-Simplemente inolvidable.
Las dos reían. 
Armando tuvo insomnio ese día.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Eusebio y la muerte

Eusebio tenia 80 años cuando decidió hacerle una apuesta a la muerte. Él tenía que morir pronto, era su decisión. 
La muerte sonrió, era algo muy fácil de ganar. Pero, ¿en cambio a qué era la apuesta?Eusebio le dijo que en cambio quería ser un día la muerte, si por acaso la muerte decidía matarlo tendría la maldición de la vida.
Y la muerte qué ganaba con este asunto...
Después del día de ser la muerte, Eusebio dejaría de existir eternamente y su cuerpo se convertiría en una nueva y brillante arma letal de muerte.
La muerte lo pensó.
Eusebio le dijo que la muerte tenia que ser natural, si no el pacto no servía de nada y la vida se lo comería.
Eusebio estaba convencido que en menos de un año estaría muerto, pero la muerte no se lo permitiría. 
Eusebio dejo de comer.
Bajo de peso.
Se volvió un esqueleto.
Un esqueleto fuerte y sano según decía el doctor.
Eusebio dejo de salir.
Empalideció.
Se olvido de caminar.
La muerte convenció a su esposa de que contratara una enfermera.
Eusebio dejo de hablar.
Su boca apenas de abría.
Con un popote lo alimentaban.
Su cuerpo se resistía.
Eusebio dejo de moverse.
La enfermera le hacía masajes todas las tardes.
Le movia las piernas antes de dormir.
Lo bañaba todos los días a las 9 de la mañana.
Eusebio dejo de tener control de su cuerpo.
Los pañales ya no le incomodaban.
Tres veces por semana se cambiaban las sabanas.
Eusebio se invento enfermedades.
Su cuerpo seguía sano.
Los doctores le enviaron un psiquiatría.
Eusebio sólo quería ganar la apuesta.
Pasaron casi 20 años.
Si Eusebio llegará a cumplir 100, perdería la apuesta.
Eusebio ya no se acordaba porque estaba tirado en la cama.
Viendo como la piel le colgaba.
Viendo como ninguna enfermedad, virus o contratiempo lo molestaba.
Eusebio vomitaba tres horas después de ingerir alimentos.
Los dientes se le cayeron. Le compraron una dentadura.
Su esposa murió antes que él. La muerte la abrazó dulcemente en sus sueños.
La muerte estaba a punto de ganar, pero ¿por qué Eusebio quería ser la muerte?
Eusebio sólo miraba la tele, todo el día. Viendo partidos de fútbol.
Su nieto lo visitaba todos los sábados a las 5 de la tarde.
No le gustaba el fútbol, pero después de casi 20 años.Ya se había aprendido todos los torneos, las jugadas, los nombres. 
Un día antes del cumpleaños 100 de Eusebio su nieto le dijo.

-Si no hubieras deseado tanto la muerte a tus pies, quizá ya te hubieras ido como la abuela. Pero, la casa se cae en pedazos, la enfermera se ha adueñado de la casa, ya no queda nada que heredar. Tus hijos ya no te vistan. De hecho desde hace 5 años, soy el único que estoy aquí. Sentado observandote como miras 90 minutos de lo mismo.  
-Si hoy muero yo gano.
-Dime abuelo, ¿qué se gana cuándo ya los has perdido todo?
Eusebio cerró los ojos. Su corazón dejo de latir.
La muerte estaba observando, sus ojos brillaron. Eusebio quería ser la muerte para matar a su socio, que lo había defraudado hace más de 20 años. La muerte se ría.
-Lo siento Eusebio, la muerte siempre gana porque la vida es más brutal. 
El nieto de Eusebio también sonría. Por fin dejaría de ver esos 90 minutos que no llevan a nada. Que después de 20 años, se les pierde el sentido. 
Apagó el televisor. 
No le dijo a nadie.
-¿Y ahora qué haré los sábados por la tarde? se preguntaba mientras salía de la mansión derruida y observababa un nuevo amanecer.
La muerte lucía resplandeciente con su hacha de plata. 
Iba en busca de otra apuesta.

sábado, 28 de agosto de 2010

Capitulo 11. El caso de la niña que se encontró con una hada

Me acuerdo de antes, cuando te esperaba en una silla.
Todavía no llegas.
No importa, el alba todavía no llega y yo ya no estoy en esa silla.
Verás, la intercambie por unas cuentas sonrisas. 
De esas que te hacen recordar un pasado imaginario que se siente como ayer. Como si tuvieras sólo dos horas de vida en este planeta y hace unos segundos no te esperaba en una silla porque no sabía de tu existencia.
Después de unos días de largas pláticas con la luna, me di cuenta que me había olvidado del gigante que se dormía en mi jardín y el oso que andaba en monociclo. También me había olvidado porque soy tan afín de las hadas. 
Te contaré mi historia invisible, te contare la historia de una niña que por andar de curiosa se obsesiono de las sillas, de los hongos y del futuro inexistente.
Nací hace tres días o quizá hace 1830, no lo recuerdo muy bien. Son datos innecesarios, de esos que me hacen sentir que vivo en un archivero. No me gusta y no importa porque en todos modos me iré a viajar a las grandes montañas del sur. Donde viven los dragones y rescatas a otros niños, que te llevan esperando en altas torres. Si, en poco tiempo hablaré como las sirenas y cantaré como los duendes, mi madre esta enferma no se dará cuenta. 
Si no fuera por ese lugar gris que me suelen llevar todos días a aprender como ser de una manera impecable un archivo, me la viviría en las faldas de la montaña donde el agua brilla cuando la luna esta contenta. 
Eso sonaba perfecto, para una pequeña niña que no conocía las consecuencias de casi ninguno de sus actos.
El otro día estaba platicando con mi amiga la rana y decía que estaba esperando a una chica de sangre azul. Yo le dije que mi sangre era morada, como las violetas, ¿qué si había una diferencia?
-¿Cómo te atreves a preguntarme eso?
La rana ya no volvió y de ese día ya no he vuelto hacer amigas rana. Fue ahí donde me encontré con una linda cascada, quise asomarme para ver que había adentro, pero no pude. No podía pasar, en eso una voz dulce me llamó.
-El que cruza por ahí no regresa. Encuentra un mundo sin igual.
Un ser delicado con enormes alas, me estaba hablando.
-¿Qué tengo que hacer para entrar?
-Lo de siempre, lo que todo mundo quiere.
-Y, eso sería...
-Parte de tu corazón, diría un corazón completo pero para ser honestas sólo se necesita una parte.
-¿Cuál?
-Eso no te lo puedo decir, sería contra las reglas.
Para una niña que no conoce el dolor y le maravilla el color de sangre, dar una parte a cambio de un mundo sin espacios grises y archiveros, le parecía un muy buen trato.
-Entonces qué dices mi pequeña.
-Volvería a ver a mi madre
-Si
-Volvería a ver a mis amigos
-Depende de ti
-Podrías darme tus alas.
-Por supuesto.
Se arrancó una parte de ella, sutilmente, con paciencia. Su corazón era muy grande, muy fuerte, limpio y puro. Tenía sólo 1845 días de existencia, no había parches, ni agujas, ni remates. Nada... 
Ni fue tan difícil. De repente sentí un peso en mi espalda, tenía una hermosas alas. En eso voltee hacia atrás.
-Cuidarás de él.
-Siempre.
-Lo prometes.
-Si.
Vi como lo guardaba con mucho cuidado. 
Ahora tengo 3833 días, estoy en busca de algún intercambio. Las alas me pesan. En este mundo nadie es tan ingenuo. Conocí las lágrimas,  la soledad, el temor, la frialdad. Nadie quiere mis alas.
En este mundo lo mágico te convierte en monstruo.
La niña lloro hasta que se le rompieron los ojos, luego escondió sus alas y se le olvidaron las montañas del sur. La niña dejo de ser niña, como la mayoría de los seres que cohabitan en ese planeta. Entonces fue cuando la niña se cansó de trotar por el mundo y decidió esperar en una silla frente al mar. A que llegarás tú, porque eso era lo único que recordaba de su infancia, que alguien siempre espera y otro alguien llega y luego miles de cosas increíbles pasan. Pero, hubo ciertos problemas en el proceso y hasta el momento sigue teniendo que esconder parte de sus alas. 
Tengo un corazón parchado y unas alas destrozadas.
Te sigo esperando.
Sin tener la belleza de una hada.
Sin poder ofrecerte nada a cambio.
Más que un poco de locura y cuentos de antaño.
Ya no hay sillas.
Tengo una lista en la palma de mi mano.
Para recordarme, que tú no eres
números imaginarios
ni fractales silvestres
ni piratas astrales
ni frutas explosivas
ni fantasías bidimensionales
La niña que se topo con la hada de la cascada, no te estaba esperando. En algún punto tenía que rescatarte de la bruja malita del sur. Tú ya tendrías alrededor de unos 6,583 días. Juntos habrían de huir a las montañas sutiles del oeste. Pero nada de eso ocurrió y en algún punto me confundí y te esperaba en una silla. En otro punto, hice intercambios que me hicieron ver más allá de la cascada. Crecí y se me rompieron los ojos.
Ahora ya no puedo volar. 
Ahora se que no te puedo esperar, ni buscar.
-Un día nos volveremos a encontrar, me perdonarás y moriremos juntos.- el hada aun sin alas pudo volar.

jueves, 26 de agosto de 2010

Parte 2. Sally Cayendo.




Otra vez estoy cayendo
Sombreros de caramelo flotando
Dulces plastificados en cajas de cristal
La silla del abuelo vacía
Botones de antaño gigantes
Colores pastel comestibles
lento
y yo rápido
Veo pasar notas musicales
escuchó a lo lejos
sonidos nuevos
melodías traslúcidas
iluminado mi pálido rostro
se que estas cerca
comiendo a oriente
ligeramente
las partículas explotan
hacen brillar mi ser
Lo imposible para no estrellarme
No puedo ignorar
tu olor maderizado
tu energía penetrante
como uvas fermentadas
que abrazan lentamente mi cuerpo
Me hipnotizas con magia imposible
De esa que había olvidado
De esa que magnetiza
que hace olvidar la caída
Menos mal traigo mi vestido cielo
y una taza de caramelo
Espero que la caída no me destroce
Antes de llegar al otro lado
y asombrarme de las espadas invisibles
de escapes brillantes
lunas de sangre
Antes de que la imaginación me coma
Y tú te encuentres
hipnotizado por gitanas de antaño
Antes de que colapse
De que todo colapse
Y recojas los restos
guardando un pedazo de tela frutal
imaginando lo que pudo haber pasado
yendo hacia una aventura que ya ha terminado
Te siento
Y se me olvida que estoy cayendo