martes, 7 de septiembre de 2010

Contemplando el tiempo

-Una dulce melodía de fondo, ayuda a romantizar estas palabras efímeras.-





Se va el tiempo en las grietas de la pared que nunca quiso ser blanca.
En el piso de las capas infinitas, que la escoba ya se harto de limpiar.
Miro el cielo de los constantes cambios y la luna me sigue preguntando si algún día la abrazaré.
Podía seguir dormida. Ahí nos seguimos amando, sentimos que el tiempo no nos esta comiendo.
Olores que maten antes del medio día.
Pensamientos ajenos que carcomen mi cerebro.
El tiempo queda atrapado en las fisuras de las puertas que nunca cerraron.
En los botes de basura que guardan más secretos que la abuela.
Cepillo mi cabello lentamente como si la eternidad fuera mi mejor amiga.
Una hormiga intenta llevarse el caramelo excedido de la fruta de ayer.
Una mosca está a punto de morir.
Descubro un personaje en la mesa de madera que antes fue un closet y antes fue un pino milenario.
Veo el reloj inexistente.
En tres años me habré olvidado de este instante.
En cinco perderé este escrito como tantos otros.
En diez volveré a contemplar el cielo estrellado.
La luna me mirará con tristeza.
Hace diez años entendí la relatividad del tiempo en una mirada.
Hace cinco no me molestaba la lentitud de la espera de los días del clima estático.
Me sobo un ojo.
Me acuerdo del sueño de ayer.
Mi boca se descompone en miles de fragmentos fracturados.
Una presencia nueva.
Un espanto cotidiano.
¿por qué el tiempo no me quita la dulzure exterior?
Mientras ya ha casi congelado mis entrañas.
El tiempo se esconde en conversaciones banales y entradas sin importancia en portales ingeniosos del nuevo siglo.
El tiempo se escapa mientras yo me lo como.
Mientras sigo intentando inmortalizar lo que nunca recordaré.
Pasan 10 años.
El agua caliente cayendo sobre mi cuerpo desnudo.
Me cuestiona sobre el tiempo maldito.
Recuerdos que no envejecen.
Mi mano diminuta en tu palma sutil.
Tus largos dedos se comen parte de mi corazón.
Despierto, todavía siento la adrenalina de mi cuerpo pre-adolescente.
Observo el polvo escondido en el teclado.
Un día el tiempo te llena de recuerdos empolvados de melancolía.
Te abraza y sabes que aun respiras.



-El corazón llora, una paz interior se quiere asomar.- 

No hay comentarios:

Publicar un comentario